Y para ello aquí me tenéis, a cara lavada un día bien temprano para realizar mi ejercicio diario, porque aquí no hay trampa ni cartón, hay constancia y una serie de ayuditas que os voy a explicar en mi post de hoy.
Porque hoy os quiero hablar de algo que todo el mundo hace y poca gente cuenta, ja, ja, ja, esa es la verdad verdadera, las que me seguís desde hace ya tiempo sabéis que he bajado de peso y no ha sido precisamente por la genética, como muchas personas dicen. El año pasado sobre marzo, con motivo de la Comunión de María, quería perder algo de peso, ya que con mis 40 años cada vez me cuesta más adelgazar, me puse en manos de unos profesionales con son Comyce, podéis encontrarlos en el centro de Albacete, allí me aconsejaron cómo podía perder peso y de una forma eficaz, que es lo ideal y no estar en constantes subidas y bajadas. Estoy a punto de cumplir el año con ellos y no he recuperado nada de los 10 kilos que perdí, ahora estoy llevando un mantenimiento de una vez al mes y por su puesto haciendo ejercicio constante, porque todo va de la mano.
Mi objetivo inicial al ir a Comyce era perder peso, pero claro cuando estás allí te interesas por todo tipo de tratamientos que realizan. A mí lo que más me llamaba la atención son los que tienen que ver con las pequeñas, o grandes, ja, ja, líneas de expresión que se nos van marcando. Es uno de los temas que me preocupaba y me rondaba la cabeza, el tema es que empezando ahora a corregirlas es mejor que cuando no tenga más solución.
Lo primero que pensamos todas cuando nos hablan de Botox es «yo no quieto una cara sin expresión con las artistas» ¿o no? Pues no es así, esto me lo descubrieron allí. Cuando te pones en manos avaladas por muchos años de experiencia te das cuenta de todo lo que no sabemos y damos por supuesto.
El Botox es una una sustancia que te paraliza el músculo que te genera esa arruga, pero dejando todas las demás intactas, ellos te explican cómo van a pincharte y dónde, y por supuesto luego ves los resultados y es cuando estás encantada. Ya os digo yo que las pieles tan ideales que llevan muchas no son por genética o por las cremas, ya os lo digo yo.
Es verdad que yo desde los 15 años me he cuidado la cara y en algo se nota, pero llega un momento que se necesita algo más para seguir viéndonos ideales. Y muchas de vosotras ahora estaréis pensando «a mi no me hace falta, o por lo menos no me hace falta pincharme, prefiero otras cosas«, pues os tengo que ser sincera, eso no es verdad, porque si nos empezamos a cuidar ahora llegaremos a los 50, en mi caso por lo menos, mejor que sino no lo hacemos. El tema es que llegar a los 50 o 55 años con una líneas de expresión muy marcadas o profundas al intentar tratarlas puede que estos tratamientos ya no tengan los efectos que nosotras queremos.
En las fotos podéis ver la arrugas que yo tenía en la frente y entrecejo y las que tengo ahora, en las fotos tengo el gesto forzado, por supuesto, pero los resultados los podéis ver vosotras mismas, mucho más que evidente el cambio. Y también os digo que no es eterno, esto tiene una duración de 4 a 6 meses, vamos como unas mechas ja, ja, ja.
Lo que intento con este tipo de post es contaros mi experiencia de verdad, no que te lo cuente una publicidad o una modelo de 20 años, os lo cuento de viva voz para que podáis valorar si merece la pena y siempre teniendo en cuenta que Comyce son un centro profesional y con años de experiencia, no hay que ponerse en manos de cualquiera.
Y la realidad de todo esto es que la mayoría de la gente no dice lo que se hace, simplemente las vemos ideales les preguntamos y te dicen «es genética» 😂 ¿o no? Pues ya os digo yo que no. Os dejo esta última foto de mi antes y después del tratamiento, sin trampa ni cartón, cero maquillaje y piel radiante.